domingo, 22 de marzo de 2009

Encuentros indeseados II


Isaac se intentó levantar para ver a que distancia se encontraban, pero Susana lo retenía fuertemente y le impedía moverse, de pronto otra luz les sorprendió por la espalda, la portaba una mujer toda ella cubierta de vendas, solo se veían sus ojos encendidos por el fuego de la antorcha, al verles lanzó un grito y retrocedió junto al resto del grupo.




Susana estaba atemorizada apretaba a Isaac con tal fuerza que comenzaba ha hacerle daño, este con mucho cuidado consiguió que se soltara y se levantó. El grupo que se acercaba estaba compuesto por cuatro hombres y la mujer que los había visto, todos vestían con el mismos atuendo y parecían desconcertados, el joven se percató que todos se dirigían al que parecía más mayor, debía ser la persona que guiaba al grupo.




_ Disculpen, íbamos camino de Santiago y nos despistamos, hemos acampado para pasar la noche esperando que con la claridad del amanecer recuperemos el rumbo. Dijo Isaac dirigiéndose al líder.



_ Os habéis desviado bastante, joven. ¿Viajáis solo?



Susana se levantó, aún estaba temblando, pero no valía la pana esconderse puesto que la mujer ya la había visto, Isaac la tomo de la mano y respondió.



_ Con mi hermana Susana, viajamos desde Ponferrada.



El anciano les miraba con desconfianza, el resto de la comitiva con miedo, _ Soy Luis, íbamos a cenar algo antes de descansar, si nos queréis acompañar. Recogieron leña e hicieron una pequeña fogata, sacaron algo de vino, queso y pan. Susana e Isaac que no se había soltado en ningún momento sólo tomaron de sus provisiones.


_ Bueno, ¿y cual es el motivo de vuestro viaje?. Comenzaron a interrogarles.